HISTORIA DE LA VITOLFILIA






    Es bien sabido que como consecuencia del gran auge que adquirió el tabaco, principalmente en Cuba, surgieron el fraude, las imitaciones y la competencia desleal. Para luchar contra ello, los tabaqueros que se consideraron perjudicados decidieron amparar sus productos con unas marcas o piezas de identificación que sirvieron de garantía a los consumidores.
Primero fue el HIERRO, marca que se imprimía a fuego sobre los grandes cajones de madera donde se metían los miles de cigarros que se destinaban a la exportación .

                                                                                                

Luego vino el PAPEL DE ENVOLTURA con el que se rodeaba un determinado número de cigarros antes de introducirlos en los cajones y en el que solían aparecer impresas las iniciales o leyendas del hierro. Más tarde, cuando se redujo el tamalio de los cajones hasta contener solamente cien, cincuenta o veinticinco cigarros, surgió la ETIQUETA DE PAPEL LITOGRAFIADA en una sola tinta, que solía llevar impresas la marca, el fabricante, el domicilio de la fábrica, las vegas de las que procedía el tabaco y algunos datos más . Después nació el JUEGO DE HABILITACIONES con el que se vistieron aquellas pequeñas cajas ; estas habilitaciones recibieron nombres diferentes según la misión que iban a cumplir: vista (exterior e interior), bofetón o bocetón, papeleta, filete, tapaclavos, etc.

                                                                                        
 
Finalmente, con posterioridad al año 1870, aparecieron las VITOLAS o ANILLAS, (1), principio fundamental de nuestro coleccionismo. De la palabra vitola se derivó el vocablo vitolfilia que aunque no se encuentra recogido aún en el Diccionaro de la Real Academia Española sí lo conocen los Diccionarios de uso del español, como en el de María Moliner o el Diccionario Actual de la Lengua, de la colección de diccionarios VOX, y ha sido vertido a otros idiomas con denominaciones del mismo origen (Vitolphilie, en francés, por ejemplo).
Los diseñadores de estas vitolas, al seleccionar los títulos de las marcas que se creaban para cigarros puros, cigarrillos y paquetes de picadura, escogían con preferencia los nombres de aquellas personalidaes o hechos notables que más pudieran halagar a los fumadores de los países a los que se destinaba la exportación, y los plasmaban litograficamente en las vitolas y habilitaciones, surgiendo así una variada temática de motivos que de alguna forma satisfacía el orgullo nacional de los clientes. Como ha sucedido en otros coleccionismos esta variada policromía, no solo en las vitolas sino en todo tipo de habilitaciones , pronto despertó el interés de los coleccionistas , fumadores o no, y empezaron a guardar y clasificar las bellas piezas. Pueden contemplarse así innumerables nombres de personalidades artísticas, literarias, políticas y militares; paisajes y lugares de diversos países; títulos de óperas, zarzuelas, obras de teatro y películas; así como diversos aspectos de la vida social y cultural de las diferentes naciones, principalmente de la cubana.

                                    

En cuanto a la marca no cabe duda que constituye para la vitola o habilitación que la lleva impresa una especie de acta notarial quién da fe de que dica pieza estuvo alrededor de un cigarro puro o embelleciendo la la caja donde éste se guardaba para su transporte. Además, sobre todo en el caso de las habilitaciones, junto a la marca suelen aparecer datos de enorme interés para que el coleccionista pueda seguir la historia de la fábrica que produjo los cigarros, los domicilios donde esta de ubicó, los diversos propietarios por los que la fábrica pasó; es decir datos que suministran al coleccionista una enorme información vitolfílica.
Sin embargo, nada más lejos de nuestro ánimo despreciar aquellas piezas que cartecen de marca, pues es bien cierto que muchas de ellas han fajado en algún momento un puro o se han encontrado en el interior de una caja de cigarros. Nos consta que en algunos países europeos han existido fábricas - y existen hoy - que utilizan vitolas sin marca impresa, piezas de gran calidad litográfica que tenemos en nuestros álbumes como verdaderas joyas, que fueron adquiridas a módicos precios al ser consideradas como restos en las litografias. Todo este material , así como el extraído por troquelado de los muestrarios litográficos que utilizaban los viajantes para conseguir sus pedidos, forman hoy parte de la vitolfilia, siempre, claro está, que haya sido confeccionado en su momento para ser usado en el mercadeo de los cigarros puros. Hay casos en los que una vitola carente de marca ha sido considerada por los expertos como una pieza de lujo.
Esto es a grandes rasgos la historia de la vitolfilia, donde se conjugan varios factores de relevante importancia, la historia, el arte y la cultura.
 
 
 

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